En las primeras charlas se hablaba de este viaje, pero no se pensaba que iba a llegar, y menos poder compartirlo.
Horas de viaje en micro, risas y sueño.
Llegar y no saber dónde estábamos y preguntar.
Armar la carpa, hacer la comida a base de arroz y atún y alguna que otra verdura.
El viento moviendo la carpa y yo pensando que nos íbamos a volar.
El río, el hermoso río! Tan transparente y frío que te refrescaba después de haber caminado, escalado, saltado para llegar hasta ahí.
No tener en todo el día luz, no estar pendiente del celular o de una computadora.
Poder ver el cielo totalmente estrellado y disfrutar de la luna llena en su máximo esplendor y poder dormir abajo de ella.
La compañía, primero y principal del Chino, el amor, la dulzura, la risa, que me hacía no extrañar casa.
La gente linda de pueblo o de otros lugares o países diciendo: "es lo más relajante que conocí hasta ahora y no me quiero ir" o "dejé todo, vine acá, conseguí laburo y me quedo acá".
Esas cosas que te llenan y que hoy, quiera o no, cambió cosas en mí.
Que haya sido un comienzo y que se vengan más viajes.
