
Me gusta poder tocar la felicidad con mis manos, sentir como las mariposas recorren mi cuerpo, una adrenalina que nadie puede detener. Sé que muchas veces soy demasiado negativa pero... yo soy así. No puedo cambiarlo. Antes nunca estaba triste: me pasaba el día sonriendo y nadie me amargaba. Ahora... es muy distinto. Hemos madurado y las cosas no son las mismas: las personas tampoco. Y ahora un poco de esto duele muchísimo más. Pero, ¿sabés? Mi intención nunca ha sido estar mal todos los días de mi vida y, creo que aunque duela deshacerse de ciertas cosas, tengo que dar un paso adelante, sino me voy a ahogar y una no debe dejarse morir... Ni por dentro ni por fuera. Y nadie me va a hacer sentir mal. Porque puedo decir que siempre he presumido de sonrisa y lo voy a seguir haciendo. Para mi la mejor terapia que existe... es escribir.